Su nombre
completo es José Martín Meolans, tiene 23 años y es excelente largador. Su
especialidad es crol y mariposa. Durante su larga trayectoria obtuvo más de 40
títulos de campeón nacional. En sus ratos libres su mejor pasatiempo es jugar
al fútbol y escuchar música. El secreto de Meolans es aprovechar el peso de su
cuerpo para entrar en el agua con mayor velocidad que ha sido por el momento, 9
Km/h. Aunque le han ofrecido 15 mil dólares por mes para que viva en los
Estados Unidos o España no deja Córdoba "ni a palos". Actualmente
gana 3.500 dólares mensuales.
Tiene
una paciencia infinita para que le tomen fotos y toma cinco litros de agua por día.
Diez litros en la altura, donde al competir "es como si me ahorcaran y me
oprimieran el pecho". Y cuando se le pide que nombre diez cosas importantes
no vacila: "Mi familia, el deporte, la vida, las mujeres, la educación, el
trabajo, la pobreza que rechazo, el fútbol y los amigos, que son casi lo
mismo".
Come
varias bananas por día (por el potasio) para evitar los calambres, grandes
platos de tallarines (carbohidratos), frutas, carnes y verduras. Y el único
"suplemento" que admite es vitamina C. Durante 14 años lo entrenó
Daniel Garimaldi, el técnico cordobés del Jockey Club, de quien se separó en
febrero de 1999. Según el entrenador, está 100 puntos físicamente, 85 en técnica
y 50 en lo psicológico. Cuando se le pregunta a Meolans si ese puntaje tan bajo
en lo psicológico tuvo algo que ver en la ruptura, aclara: "hay que estar
años para bajar fracciones de segundos. Los 50 metros en natación son como los
100 en atletismo. Para progresar hay que mejorar la largada, entrenar, afinar
detalles. Y mucho de eso sólo se logra con el psicólogo. Es un aspecto más. Y
lo sigo trabajando. La separación de Grimaldi tuvo que ver, exclusivamente, con
que él pretendía que yo firmara un contrato y, con el aval de mis padres, me
negué a hacerlo. Hasta las olimpíadas de Sidney voy a vivir en el CENARD, en
Buenos Aires, en donde mi trabajo será dirigido por el técnico de la selección
nacional, Orlando Moccagatta".
A
los que quieren nadar les recomienda: " es un deporte completo, especial
para la rehabilitación. Recomendable para personas mayores con dolores de
columna. Pero hay que cuidar los problemas de los hongos en la piel y los
dolores de oído. Y saber que en la Argentina hay pocas piletas y estamos mal en
materia de infraestructura para nadadores". Al preguntarle sobre qué no
deben hacer los mayores de 40 delante de los de 20 años, vacila: "tal vez
no deberían piropear chicas cuando están sus hijos", dice. Y agrega de
inmediato: "pero las chicas rosarinas y las cordobesas, hay que decirles
cosas bonitas, tenga uno la edad que tenga".
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Meolans
se encuentra entre los nadadores que se cuentan con los dedos de una mano: el
ruso Popov, el inglés Foster, el holandés Van den Hoogenband (el máximo
rival, tiene la edad de Meolans, hizo 50 metros en 22s.06.100, en tanto el
argentino ha hecho 22s.46.100) o el brasileño Schereber. Pero su modestia es
superior e interior: en muchas competencias, al salir de agua, miró el cartel
electrónico y no vio su nombre, por no buscarse tan adelante en la lista. Y
todavía es un chico: "Tengo los cuatro abuelos. Pero no dicen muchas cosas
para no preocuparme. En Morteros, de más chico, pasaba mucho tiempo con ellos y
me daban todos los gustos. Soy el mayor de los nietos".
A
bordo de su impecable Vitara 4x4 modelo 98, habla de la publicidad, de los
sponsors y de las becas. Y se le asoman preocupaciones que no menciona. Como que
se acaba de separar de su novia, Lucrecia. Porque no se entendían,no porque no
se quisieran. O que no terminó el secundario por cómo es entrenar en el alto
rendimiento: "Le prometí a mi viejo que lo voy a terminar y voy a
cumplir", dice. Pero también se ríe. Y reconoce avergonzado que le gusta
una modelo: "Lara Bernasconi, me tiene de la nuca". Y aclara que las
únicas que no le gustan son "las histéricas". Le molestan las peleas:
"Cuando los pibes pelean en un boliche, ni ellos saben por qué lo
hacen". Le gusta la cerveza, pero no mucho. Rechaza el cigarrillo: "Si
alguien fuma cerca de la pileta cuando estoy entrenando, al aspirar hondo lo
siento mucho". Tiene un solo ídolo deportivo: Michael Jordan. Cree que
Marcelo Milanesio es un maestro y admira a Maradona. Es analítico con la
conducta de otros jóvenes: "Eso que está de moda, irse a vivir juntos y
después casarse, nunca lo pensé. Pero no me parece mala idea". Le
preocupa el futuro de la natación: "Hay maratones con 50 mil personas,
pero nadie puede organizar algo con más de 1.000 nadadores".
Dice
que lo más feliz de su vida fue ir al Chateau Carreras, luego de ser subcampeón
de Hong Kong, y escuchar cómo lo ovacinaban en el estadio.
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En
la habitación de José Meolans hay ositos de peluche por todas partes, un
televisor de 34 pulgadas, trofeos, muchos compactos (Los Redonditos de Ricota,
Soda Stereo, Rolling Stones y la Mona Jiménez), una computadora, fotos y
esperanzas: "El máximo nivel en la competencia se logra entre los 23 y 25
años y estoy cronológicamente cerca, porque en junio cumplo 22. En esto, a los
26 años, ya se piensa retirarse de los torneos. Yo no me siento cansado pero ya
hace rato que hago sacrificios, extraño el nadar como esparcimiento, sin tener
que rendir. Entrenar cansa: si cuando vuelvo a mi casa no hay ascensor, creo que
ya no tengo fuerzas para subir una escalera".
Se
le pregunta sobre qué sintió cuando su padre, hace un tiempo, le dijo a la
prensa que "José era vago para entrenar". "No pensé nada malo.
Yo también lo digo. En ese momento era vago. Estaba cansado y muy inmaduro.
Pero cambié", contesta.
José
Meolans habla de sus abuelos, de sus padres (Raúl Meolans y María Isabel
Oberto) y de su hermana Laura (19). No lee libros pero sí dos diaros por día,
uno de ellos La voz del Interior. La tonada musical de su voz explica en parte
porqué son tan buenos los cordobeses en el agua: les gusta el canto, y en materia
de canto (basta escuchar los ríos en las sierras) nada canta como el agua.
Entonces, en la despedida, dan ganas de petrificar la música y hacer una
medalla extraolímpica con El lago de los cisnes, para que José pueda nadar en
paz, sin pensar tanto en los entrenamientos.
Danil Grimaldi
(40), nadador entre 1970 y 1983, es ex subcampeón sudamericano. Estuvo como
entrenador en 28 campeonatos argentinos y ganó 26. Junto a sus hermanos,
Gustavo y Horacio, dirige a los nadadores del Jockey Club. Hasta hace unas
semanas fue el responsable técnico de José Meolans. "José es el mejor
nadador de la historia argentina -afirma-. El único que se le puede comparar
fue
Alberto Nicolao, pero es difícil relacionarlos porque en los '60 no había
tantos adelantos científicos y técnicos como hoy. En 50 metros, José está
capacitado para nadar por debajo de los 22 segundos. Y en 100 metros puede
hacerlo en menos de 49 segundos. Con eso batiría el record mundial. Y el hecho
de que lo logre, en este momento, es más un componente psicológico que físico
o técnico. Y está trabajando. Entrena en el agua y en seco. Dos horas y media
a la mañana y otras tantas por la tarde. Y además hace una hora y cuarto de
pesas, cuatro veces por semana. No es justo hablar sólo de lo que puede
conseguir, porque ya es mucho también lo que consiguió: tiene 22s.46/100 en 50
metros libres y 54.02/100 en mariposa. Con eso, y otros triunfos ya cosechados,
está en el primer plano internacional.