A la hora del baño!!!

Todos los detalles... todos los cuidados.

 

El primer baño en casa tiene lugar luego de la caída del cordóm umbilical -lo que ocurre entre los siete y diez días de vida-. Pero es experiencia nueva sólo para nosotros: el bebé ha tomado su primer baño al momento de nacer, de mano de los especialistas.                                                    Esa es, en realidad la primera higiene que recibe esa piel. En una época se alegaba que el unto sebáceo y todo lo que recubre la piel del recién nacido le transmitía defensas.                                                               Entonces, simplemente se retiraba el excedente con un paño y se lo entregaba a la mamá. Actualmente, se le practica un baño con un desinfectante que permite, además, retirar restos de sangre y todo lo que ha quedado adherido al momento de pasar por el canal de parto.  A partir de allí, y hasta que el bebé pierda el cordón, la limpieza del bebé consistirá básicamente en desinfectar el cordón con una gasa embebida en alcohol, cubriéndolo luego con una gasita seca que debe cambiarse junto con los pañales. Pero también hay que higienizar la cola y los genitales. Para ello, la recomendación es embeber un algodoncito en óleo clcáreo o aciete común de la cocina, siguiendo la siguiente técnica:

Quiénes, cuándo y cómo...

Un baño ideal -al menos el primero- requiere, en principio, la presencia de ambos padres. El momento más propicio ara hacerlo es en las últimas horas de la tarde o a la nochecita, cuando todos -bebé incluido- estamos más tranquilos. A la vez, esto le permitirá relajarse jamás y dormir mejor.  La frecuencia debe ser diaria y siempre a la misma hora para que el bebé se acostumbre. El sitio dependerá de las comodidades con que se cuente y de lo que nos resulte mejor para la práctica: el baño, una bañera colocada en la pileta de él o de la cocina, o directamente en cualquiera de esas piletas previamente higienizadas. En general, las primerizas siempre tienen miedo en cuanto a cómo manejarse. Y por eso te contamos algunos detalles:

Y después...

 

ALGUNOS SECRETITOS

¿Y si llora?: no te inquietes ni te asustes. Fijate que el agua no esté ni muy caliente ni muy fría. Calmalo y dejá que se vaya tranquilizando. La adaptación al agua: es una cuestión individual de cada bebé y se transforma en una costumbre placentera, salvo que en algún momento le haya entrado agua en sus ojitos, se haya resbalado o le haya pasado algo que lo asustó. En ese caso, hay que volverle a generarle confianza, y para ellos sirve incorporar algunos chiches, no poner mucha agua y darle tiempo para que pueda ir superándolo. 

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