Consejos de oro para mamás que dan la teta |
A veces podes experimentar la sensación de
que amamantar no es un proceso tan grato como soñaste, sobre todo si se trata de tu
primera experiencia como mamá. Que el bebé no se prenda a la teta o que se queda con
hambre son sólo algunas de las complicaciones con que podes enfrentarte a lo largo de
este período y nosotras te ofrecemos algunas soluciones.

¡No voy a poder
amamantar a mi bebé, no tengo leche!
Muchas mamás suelen decir que no tienen leche. En principio es importante aclarar que
todas las mamás la tienen y lo que puede estar pasando es que el bebé se esté
prendiendo incorrectamente a la teta, y por lo tanto, no esté haciendo la succión de
sopapa necesaria como para que se produzca la baja da del líquido. la posición correcta
para amamantar es con el bebé arriba de un almohadón, con su cabecita a la altura del
pecho y la panza lo más pegada posible a la panza de su mamá. El bebé debe
succionar con su lengüita por debajo del pezón durante un tiempo no superior a los 15
minutos.
Toma de un sólo lado
y se duerme
Este problema está directamente relacionado con el control de los tiempos que
debes
hacer. si una vez que tu bebé comió, lo dejas abrazado a tu cuerpo, calentito y con la
pancita llena, seguramente se dormirá. Lo que tenés que hacer es desprenderlo del pecho
justo cuando advertís que está comenzando a dormirse. Dejalo que haga el provechito y
luego pasalo al otro pecho. Recordá que no hay u tiempo mínimo estipulado para darle el
pecho pero sí un máximo. Nunca debe comer más de 15 minutos de cada lado.
Mi bebé llora a cada
rato, ¿se estará quedando con hambre?
Esto también está relacionado
con los tiempos que se fijan a la hora de comer. Cuando el bebé nace nos dicen que
debemos darle la teta cada tres horas, pero puede suceder que el bebé tenga
otras necesidades y demande la teta más seguido. Esto no debe preocuparte. Si tu bebé pide
más alimento simplemente debés dárselo. Tené presente que los bebés, al igual que los
adultos, poseen sus propios hábitos alimentarios.
Mi bebé no toma
el pecho, estará rechazando mi leche ?
En general los bebés no rechazan la leche y, lo que
nosotras tomamos como un rechazo, podría estar vinculado a que le cueste mucho trabajo
succionar. Esto sucede con bastante frecuencia en aquellos pequeños que han tomado
algunas
mamaderas. También puede surgir rechazo cuando la mamá está ovulando o usa un perfume
muy intenso.
¿Qué puedo hacer si
se me resecan los pezones?
Primero debes evitar que tu bebé se quede más de lo debido en cada pecho, porque esto
puede provocar una maceración de la piel y, consecuentemente, grietas. Para combatir el
resecamiento de la piel pasate un poco de tu propia leche y apantalla el pecho para que se
seque. Si preferís, podes usar crema de caléndula, la única permitida durante la
lactancia.
¿Cómo hago para
seguir dándole el pecho a mi bebé cuando empiezo a trabajar?
La vuelta al trabajo no significa el fin de la lactancia, ya que
actualmente existen múltiples alternativas a la hora de organizarse. Lo ideal es que
veinte días antes de volver a trabajar, mediante el uso de sacaleches, comiences a
armarte de un acopio de leche en el freezer -donde el producto dura hasta tres meses- que
tu bebé podrá seguir disfrutando aun cuando vos estés en el trabajo.
Aquí te damos una guía de posibles
situaciones que hacen que le niño interrumpa la lactancia:
En cuadros de desnutrición
prenatal.
Nacimientos prematuros, si el
bebé no llega a desarrollar el reflejo de succión.
Por alteración en el desarrollo
neurológico o digestivo, congénitas o enfermedades metabólicas.
Por malformación de los pezones
de la mamá (cuando están muy adentro en la areola).
Cuando el chiquito permanece
mucho tiempo en incubadora y es alimentado por otro método artificial.
Si la mamá tiene poca leche, el
bebé se inquieta al quedarse con hambre.
Cuando el bebé no
quiere la teta, se recurre a la alimentación suplementaria. La forma más conocida de
suplementar el menú maternal consiste en recomendar, según el caso y el peso del bebé,
las llamadas leches maternizadas. Basadas en leche de vaca, sometidas a procesos especiales
para que el chico la tolere.
Para aquellos pequeños que no toleran la lactosa existen preparados especiales hechos en
base a proteínas de soja, fortificados con hierro y zinc, pero no son adecuados para los
alérgicos. Una segunda alternativa es la leche de vaca común, pero debe ser utilizada al
75% con el agregado de azúcar, hierro, zinc y vitaminas A,D,C y E, además de ácidos
grasos esenciales. Por otra parte, cuando se dan leches maternizadas deben suplementarse con
hierro y flúor en gotas.
El modo tradicional para ayudar al bebé
es eliminar el aire que traga durante la toma es alzarlo, apoyarlo sobre nuestro hombro y
darles golpecitos muy suaves en la espalda. Si esto no funciona, se pueden probar otras
alternativas. Por ejemplo, acostarlo boca abajo sobre nuestras rodillas y palmearle
levemente la espalda. Otra forma, indicada para bebés mayorcitos, a partir de cinco
meses, consiste en sentarlo en nuestras rodillas (también puede ser sobre la cama o en
cambiador), sujetándolo con una mano que abarque la barriga y el tronco, mientras que con
la otra se le dan palmadas en la espalda. Si el pequeño es muy propenso a los gases, se
recomienda hacerlo eructar también en mitad de la toma. Sea cual sea la maniobra que se
emplee, debemos realizarla con mucha calma, evitando transmitir apuro o nervios al bebé.
tampoco hay que esforzarse para conseguir el eructo a toda costa. En determinadas
ocasiones, éste sobreviene espontáneamente pasando un rato.
Volver