Poesías, reflexiones, villancicos y algo más...

 

 

 

 

"SI CADA DÍA EN NAVIDAD"

Si cada día es Navidad,

si cada día nace Dios,

nace la paz al corazón

que sabe abrirse a los demás.

 

Cuando acompañás al amigo

que marcha solo en el camino,

cuando iluminas las tinieblas

del que va en busca de una estrella,

tu corazón florecerá

En una nueva Navidad.

Cuando tu sientas sin falsías

del bien ajeno la alegría,

cuando sus lágrimas tu sientas

y las compartas plenamente,

tu corazón florecerá

en una nuev Navidad.

Cuando eres fuente cristalina

que distribuye agua sin medida,

cuando al hermano que te ofende

mano de amigo le tiendes,

tu corazón florecerá

en una nueva Navidad.

 

"NOCHEBUENA"

Era Navidad. Todos habían ido a la Iglesia, menos la abuelita y yo. No habíamos podido ir porque yo era muy chica. Las dos estábamos tristes por no poder oír los villancicos ni ver las lucecitas del pesebre.

Pero estado así sentadas, solas, empezó la abuela una de sus narraciones.

-Érase una vez un hombre -dijo- que salió a buscar fuego una noche muy oscura. Iba llamando de puerta en puerta y decía:"Buenas gentes, ayúdenme. Mi mujer acaba de tener un hijo y necesito encender fuego para calentarla a ella y al niño".

Pero era muy tarde, todos dormian y nadie respondió.

El hombre anduvo y anduvo. Por fin vio a lo lejos el resplandor de una fogata que ardía al aire libre y fue hacia allí.

Cientos de ovejas blancas dormían alrededor del fuego y su pastor ya viejo velaba la noche. Cuando el hombre que buscaba fuego se acercó al rebaño, vio que tres perrazos enormes dirmían a los pies del pastor. Los tres despertaron a su llegada y abrieron sus grandes bocas como si fueran a ladrar, pero no se oyó ningún sonido. El hombre como se abalanzaban sobre él. Sintió que uno de ellos trataba de alcanzar sus piernas, otro su mano y el tercero se colgaba de su garganta. Pero las mandíbulas y los dientes de los perros no les obedecieron y el hombre no sufrió daño alguno. Entonces, el hombre quiso seguir adelante. Pero las ovejas estaban tan apretadas, lomo contra lomo, que le impedían el paso. Se trepó a sus espaldas y anduvo sobre ellas hacia el fuego. Y ni un solo animal se despertó ni se movió. Hasta aquí había contado la abuelita sin interrupciones, pero al llegar a este punto no pude contenerme y pregunté.

-¿Por qué no se movieron abuelita?

-Pronto lo sabrás -contestó ella y siguió con su historia.

-Cuando el hombre ya casi estaba junto al fuego, el pastór lo miró. Era un viejo serio y duro, tomó un bastón largo y puntiagudo que solía tener en la mano cuando apacentaba al rebaño, y se lo tiró. La vara salió disparada hacia el hombre, pero antes de llegar a él se desvió, sin rozarlo, y se perdió en el campo. Entonces el hombre se acercó al pastor y le dijo:"Amigo, ayúdame y préstame un poco de fuego. Mi mujer acaba de tener un hijo y necesito fuego para calentarla a ella y al niño". El pastor había dicho que no, pero al recordar que los perros no habían podido dañar a aquel hombre, que las ovejas no habían huído de él y que su bastón no había querido herirlo, se asustó un poco y no se atrevió a negarle lo que le pedía.

-Toma todo el que necesites -le dijo.

Pero el fuego estaba casi apagado. Ya no quedaban troncos ni ramas, sino sólo brasas, y el extanjero no tenía pala ni balde para llevar los carbones encendidos. el pastor se dio cuenta y repitió: "Toma todos los que quieras". Y se alegró de que ho,bre no se pudiera llevar nada. Pero el hombre se agachó, sacó con sus manos desnudas los carbones y los colocó en su manto. Y los carbones no le quemaron las manos cuando los tocó, ni quemaron su manto y los llevó fácilmente como si hubiesen sido manzanas.

De nuevo interrumpí a la narradora:

-Abuelita, ¿Por qué no quiso el carbón quemar al hombre?

-Ya lo sabrás -dijo la abuela, y siguió relatando...

-Cuando el pastor, que era un hombre tan malo y desagradable, vio eso, se asombró y pensó: "Que noche es ésta, en la que los perros no muerden, la ovejas no huyen, los bastones no queman y los carbones no queman"... Llamó al forastero y le preguntó: ¿Qué noche est esta? ¿Por qué todas las cosas te muestran misericordia?.

Entonces dijo el hombre: "Yo no puedo decírtelo, si no lo ves solo".

Y quiso irse pronto para encender el fuego y calentar a la mujer y al niño. Pero el pastor no queríaperderlo de vista, sin haber que había averiguado qué era todo aquello. Se levantó y lo siguió hasta el sitio en donde vivía. La mujer y el hijo estaban en una cueva donde no había más que paredes de piedra fría. Y el pastor pensó que el niño podría morir de frío en aquella gruta, y aunque era un hombre duro, se conmovió, descolgó la bolsa que llevaba al hombro y sacó una piel blanca y suave para que colocara sobre ella al pequeño. Pero en el mismo instante en que mostró que también él podía sentir piedad, se abrieron sus ojos y vio lo que antes no había podido ver y escuchó lo que antes no había podido oir. Vio a su alrededor una nube de pequeños ángeles con alas de plata.

Cada uno tenía una flauta en la mano y cantaban que aquella noche habíanacido en Niño Dios. Entonces comprendió porque lo animales y los objetos estaban tan alegres. Sentía en todos lados el júbilo, la dicha, los cantos y los juegos. Y esto lo veía el pastor en la noche oscura, en la que antes no había podido ver nada. Y lo invadió una alegría tan grande al comprendr que sus ojos se habían abieto, que cayó de rodillas dando gracias a Dios...

 

 

 

NAVIDAD

GLORIA A DIOS EN EL CIELO,

Y EN LA TIERRA PAZ A LOS

HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD.

Este es el mensaje que traen los ángeles,

mensajeros de Dios.

el niño no revela la gloria de Dios.

 

No se trata de la gloria de un rey,

ni de un hombre rico,

ni de un hombre fuerte.

 

Es la gloria de un Dios Niño,

que es inocencia, que es cador.

ternura y amor.

 

Ante la inocencia

enmudece la voz del poderoso,

para contemplar.

 

Ante el candor

se doblega el violento

para adorar.

 

Ante la ternura

se habre el corazón insensible

para comunicarse.

 

Ante el amor se extasían todos, 

y todos recuperan la alegría de vivir.

 

Es esto lo que acontece con la Navidad,

y con la gloria de Dios,

que es la vida del hombre.

 

Esta gloria de Dios Niño

trae la reconciliación

y la paz a la tierra.

 

 

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