Literatura, revolución y democracia.

Mario Vs. Mario

 

Además de un mismo nombre, Vargas Llosa y Bendetti comparten la idea de la "función cívica" de 

los escritores latinoamericanos de los que, en palabras de Vargas Llosa, "también se espera [..]  

-más se exige- pronunciarnos continuamente sobre lo que ocurre y que ayudemos a tomar posición a los demás" . Sin embargo, en la práctica de esta obligación cívica del escritor con respecto a la sociedad diferen en gran medida estos dos tocayos. 

 

Benedetti justifica y apoya los procesos revolucionarios latinoamericos como "fundamentales 

y funcionales para la liberación de nuestros pueblos", mostrando como referentes históricos entre otros, los procesos revolucionarios francés, soviético y norteamericano. Concibe la revolución como otro camino a una democracia cierta, frente a  las "democracias semánticas" y recuerda que nunca faltaron ficticias  y amañadas consultas a las urnas aun en las dictaduras mas rastreras. 

 

Su tocayo Vargas acusa y lamenta doblemente la actitud adoptada por la mayoría de los intelectuales progresistas del viejo y del nuevo continente. A los primeros les hecha en cara su "subdesarrollo político", consistente en un maniqueismo político: con nosotros o contra nosotros, a los segundos les ha acusado de ser "irredentos buscadores de Robin Hoods tercermundistas con quienes aplacar su mala conciencia, distraer el aburrimiento político que les producen las pedestres democracias o saciar su sed de romanticismo revolucionario." (EL PAIS, 15-3-98). Defiende las urnas como único motor de cambio social e imagen -aunque sesgada a veces por fraudes y limitaciones- de la realidad. 

 

En definitiva, Benedetti y Vargas se nos muestran como los adalides de interpretaciones 

diferentes (tal vez no tan opuestas) de algunas de las realidades sociales que se dan en el continente latinoamericano. 

 

La dialéctica no es reciente, pero si actual, cuando aún está en memoria de todos la rebelión indígena en el estado Mexicano de Chiapas, que muestra la debilidad democrática denunciada por ambos literatos, la pervivencia de planteos revolucionarios y la puja entre el gobierno mexicano y los observadores internacionales.