La lluvia cae sobre tu cuerpo,
y se confunden en ella, tus tristes lágrimas.
Lloras... y solo Dios sabe el porque de tu llanto.
Mujer, ¿por qué lloras siempre cuando llueve?,
¿qué te a ocurrido en tu corta vida,
con la lluvia de testigo?.
¡Oh mujer ahora comprendo!,
fue esa tarde de verano,
cuando aun tu niña te creíste grande,
y llego la lluvia y sin piedad arrancó tu inocencia pura,
dejando solo un dolor imborrable.
Ya no llores mujer,
que en vano intentas recuperar lo tuyo,
lo has perdido, te lo han quitado,
sí, fue la lluvia, pero se a marchado.
Nicolás A. Macagno
VOLVER