EL CAMPAMENTO

Jueves 27, Viernes 28 y Sábado 29 de Abril de 2000

 

Luego de algunos inconvenientes llegó el día de nuestro tan ansiado campamento, ¡Cuánto nos preparamos para él!

A las 7 hs. nos juntamos frente al cole y llenos de alegría esperamos la hora de la partida. Pero... el Profe Richard no llegaba, entonces comenzamos a fotografiarnos frente al colectivo, a bailar, a saltar; no podíamos contener la algarabía y la emoción que teníamos. 

Ni bien llegó Richard, los Profes Cristian y Nancha ordenaron la partida, y de esta manera nuestras ilusiones comenzaban a hacerse realidad. Luego de 1 hora y media arribamos al lugar donde sería nuestra casita por casi 3 días que prometían ser maravillosos. Una vez en el lugar comenzó la ardua tarea de descenso de bolsos, armado de la cocina y de nuestro dormitorio; mientras los varones fueron a buscar agua, nosotras, armábamos los juegos rotativos;  ¡ ni se imaginan cuánto nos divertimos!, cada estación nos recordaba un poquito a nuestra niñez. ¡Cómo nos reíamos! de las caritas sucias de harina, de los globos que no podíamos hacer, de la salida como borrachos del palo, de los fibrones que chocaban con un movimiento provocativo, etc, etc.

Luego de divertirnos plenamente, hicimos un alto en la recreación para satisfacer nuestro estómago que pedía a gritos algo sólido por favor.

Después de un rato de relax, emprendimos la caminata y escalada al Cerro Pistarini; se sentían a lo lejos voces de quejas por cansancio, otras por miedo y otras muy lejanas por haber llegado a la cima casi sin esfuerzo. Una vez arriba, nos sentamos y todos juntos disfrutamos de las bellezas que Dios nos regala a cada instante; charlamos, contamos cuentos, compartimos la alegría de estar juntos. Llegó la hora de descender por el camino y al rato, cansados pero felices llegamos a nuestra casita, merendamos y tuvimos un rato libre.

La cena se estaba acercando y las cocineras ponían mano a la obra para el gran banquete y entre harina, papas y huevos, las manitas artesanales de la promo, y un corazón grande, nuestra segunda experiencia en ñoquis fue aprobada con un 10. Comimos hasta casi acabar con todo y nos alistamos para jugar al gran juego nocturno. Nos juntamos por patrullas, verificamos si nuestras linternas estaban a punto y nos complotamos para armar nuestras estrategias y evitar que nos mate un rayo mortífero y así poder seguir disfrutando del juego y de la noche que nos acompañaba en silencio. Después de que nos pasó un poco la euforia, nos fuimos a nuestro dormitorio, pero no a descansar, sino  a jugar y a charlar hasta que el sueño nos venció.

VIERNES, segundo día de nuestro Campamento, no nos podíamos despertar, pero luego de un rato de fiaca nos dispusimos a desayunar y a cargarnos de energía para la tan ansiada supervivencia. Nos pusimos las mejores pilchas, mientras nuestros compañeros armaban el circuito. Llegamos al lugar y comenzó el juego por patrulla; el objetivo era recorrer el circuito en el menor tiempo posible; de a poquito el barro y el agua se apoderaban de nosotros, comenzamos a convertirnos en NEGRITOS candomberos y a saborear el barro entre nuestros labios y dientes; difícil era identificarnos, ¡Qué momento!, una foto y la filmación guarda esta experiencia como algo fantástico e inolvidable. Como nos gustó tanto repetimos el circuito todos juntos, incluídos los PROFES.

Volvimos al campamento más elegantes que cuando nos fuimos, pero los que allí se encontraban, dudaban de nuestra identidad, y se sintió... ¡Sacando turno para el baño!, los últimos convivieron un rato más con el barro y el frío, pues el agua se había acabado y generosamente algunos alcanzábamos jarras con agua para evitar que se convirtieran en cascotes de barro con un aroma especial.

Katy (la cocinera oficial) y algunos profes, preparaban el almuerzo que fue casi merienda, por la tarde, luego de ello Marta, Sor Jacinta y Chela, guiaron la convivencia, trabajamos con un cuento llamado "La semilla que no quería Crecer" y tratamos de crecer y ser semillas de bien. Entre llantos y palabras de Perdón, con poco ánimo intentamos armar algo para el fogón. Mientras Richard y Cristian asaban las hamburguesas, los varones, a escondidas nuestra, buscaban un lugar para luego sorprendernos con el fogón. Nosotras hacíamos fiaca, maldades en el correo, alistábamos nuestros disfraces y hacíamos reportaje para el video de la posteridad. Cenamos, nos disfrazamos y partimos rumbo a un lugar desconocido, tomados de una soga.  Iniciamos la marcha cantando por la noche como grillitos y al llegar descubrimos un montón de leños que comenzaban a arder y encender la magia del fogón; nuestros rostros se dibujaban en la oscuridad, nuestras voces se unían en el canto y nuestros corazones formaban uno solo, "el de la promo", el que va a latir por siempre en nosotros. ¡Un momento inolvidable! jugamos, hicimos sketch, contamos cuentos, disfrutamos de nuestros compañeros, del lago, del fuego, de la noche, de la AMISTAD, si... "Recuerdos que no voy a Olvidar".

De regreso a nuestro campamento Katy, una persona grande de corazón nos esperaba con bandejas de pochoclos y mate, nos devoramos todo en un segundo entre charla y charla, luego nos fuimos a dormir.  El tiempo volaba, se pasaban las horas rápidamente, queríamos evitar que se escaparan, era hermoso lo que estábamos viviendo, pero era inevitable; en su colchoneta cada uno disfrutaba entre sueños esto tan maravilloso.

SÁBADO ¡Ultimo día ya!, ¡Qué rápido qué llegó! Nos levantamos, desayunamos y se anunció la tarea: "Diario Mural". Por patrulla armamos un afiche con figuras representando aquellos momentos que nos llegaron; los expusimos y entre risas fuimos viéndolos uno a uno.

Veníamos compartiendo experiencias enriquecedoras e inolvidables para el grupo, pero se acercaba ya el final y era hora de la evaluación, nos sentamos en ronda y de mano en mano fuimos entregando la llave que abriría nuestros corazones para expresar lo que nos gustó y lo que no, y cerramos este momento con una canción, que a pesar de que expresaba que todo concluye al fin, nos unió aún más, después de todo un gran año por delante, todavía nos aguarda.

Almorzamos y mientras algunos vagaban por allí, otros desarmábamos los dormitorios, limpiábamos la cocina y el comedor; una vez terminada la ardua tarea, nos fuimos todos al acantilado y con mucha fuerza arrojamos al lago una botella con un papel adentro con el nombre de cada uno de nosotros y con una mirada nostálgica, veíamos cómo se perdía en el lago; nos quedamos allí disfrutando un poquito más de la belleza del paisaje y de la magia de estar todos juntos.

 

Merendamos, nos juntamos en el mástil para leer la última correspondencia del correo, arriamos la bandera y nos despedimos de nuestra casita que con amor nos cobijó durante casi tres días. ¡Cuántas cosas vividas allí quedarán guardadas en nuestro corazón para toda la vida!

Subimos al colectivo y algunos intentaban conciliar el sueño, pero un aroma terrible de vez en cuando nos invadía e impedía reposar serenamente; otros bailaban, siguiendo el ritmo del infantable cuarteto por el pasillo hacia adelante y de reversa, agachaditos y paraditos; casi sin darnos cuentas arribamos a Hernando; los papis nos esperaban ansiosos y mientras ellos laburaban junto a los profes bajando los bolsos, nosotros nos uníamos una vez más en una ronda en la vereda del cole cantando y riendo, felices y con ganas de hacer otro campamento.

Esta experiencia nos enseñó que:

"Juntos es mejor"

Juntos para soñar nuevas  inmensidades 

Juntos para marcar ritmo de nuevo amor

Juntos formando espigas

Juntos en la vida descubrimos que el "camino se hace al andar"

Lo que juntos vivimos jamás olvidaremos...

 

 

                

                

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