Hace ya bastante tiempo, 14 años más precisamente, un grupo de niños llenos de alegría y con sus bolsitas cargadas de sueños, llegaron al pre-jardín del Instituto Divino Corazón. Recién se conocían, y la experiencia era poca, pero ya sabían que iban a estar unidos por mucho tiempo. Era todo tan nuevo para ellos, la escuela, las maestras, el patio, las hamacas, el arenero, la calesita, y tantas cosas que hoy pasan a ser parte de nuestra historia.
Pre-jardín y Jardín: Éramos muy pocos, pero eso bastaba para ser felices y compartir cada día, cada sol... Para ellos, las motos y los autos y para nosotras, los tacos y el maquillaje que sentíamos tan lejanos y que hoy son una realidad de la que no podemos desprendernos.
Primer grado: Dejamos el guardapolvo a cuadritos y de golpe un nuevo delantal nos sorprendía, era blanco, radiante, para acompañarnos al mundo que nos esperaba, un poco más temprano que el año anterior. Nuevas caritas, aulas diferentes, miedos y a la vez mucha expectativa por saber lo que sería. Números, letras, sumas , restas, lecturas de "Naranjito" de la mano de la seño Estela.
Segundo grado: La señorita Mery, con su impactante altura que nos hacía sentir más chiquitos, nos esperaba para comenzar. Nuvos cambios no recibieron y nos asustaron un poco, pero tuvimos que aceptarlos. Éramos los mismos del año anterior, lo que ayudaba a que la amistad se fuera haciendo cada vez más fuerte. Las peleas no estuvieron nunca ausentes, pero la reconciliación siempre las acompañó.
Tercer grado: Qué grandes que estábamos, y qué de cosas para hacer, qué de juegos por jugar, y qué de sueños en qué creer. La señorita Vilma siempre venía con nuevos proyectos para que todos juntos hiciéramos muchas tareas.
Cuarto, quinto y sexto grado: No hay muchas novedades, sólo un poco más para estudiar y más tiempo para conocernos.
Séptimo grado: El gran final se acerca, qué grandes estamos, cuánto tiempo pasó desde el guardapolvo a cuadritos. El tan esperado viaje de estudio a la ciudad de Buenos Aires y qué de anécdotas para contar de él: por ejemplo cuando aquel taxi casi nos deja sin Nico G. y ese gran dedo que lo hacía tan parecido a E.T, al cual hubo que operar después de ir al cine; o el lobizón que Evi imaginó y por el cual ni Jor ni Romi se querían bañar; los retos de la abuela Nelly de Angi que por las noches rondaba habitación por habitación para pegarnos un gritito y hacernos callar!; los miedos de la casa embrujada de la Ciudad de los Niños, y tantas cosas más... Y se terminó un ciclo, ya no éramos niños, comenzábamos la etapa de la adolescencia.
Segundo año: Qué nervios que teníamos, todo era nuevo, de ser los más grandes pasamos a ser los más chiquitos, ya no éramos los nenes de la señorita, ahora teníamos profesoras, y muchas, y todas hablaban de cosas diferentes. Al comienzo nos aturdían un poco y no escuchábamos la mitad de lo que nos decían; pero con el tiempo aprendimos a repartir nuestra atención en todas las horas y a tratar de pasar la mayor parte del tiempo atendiendo. Mucha gente nueva, los chicos de sexto, que nos cuidaban mucho y eran nuestros padrinos postizos, y un montón de compañeritos nuevos, que no conocíamos, y que nos daba un poco de miedo tratar, pero con el correr de las horas y los días, encontramos en ellos, los mejores amigos que una persona pueda tener.
Qué muchos que éramos, exactamente 43 angelitos, que vivían desplumados por tantas directas e indirectas; pero a pesar de esto, nos aprendimos a conocer y a valorar. La bienvenda, qué linda experiencia, con baile, padrinos, muchos chicos y la mejor música que hubiéramos escuchado, fue en el patio del colegio, y hasta sor Antonia bailó cuarteto. Pero mejor aún fue la bienvenida de todos los colegios, en la confitería Naiky Hue, nos sentíamos como si tocáramos el cielo con las manos, ya éramos grandes a nuestros ojos, pero seguíamos siendo unos bebes para nuestros padres, porque tuvimos que hacer las mil y una para que nos dejaran ir. Y llegó nuestro primer campamento. Fue todo pura pelea con los más grandes que no nos querían ni ver cerca; a pesar de todo nos divertimos y fue entretenido ver cómo los que no hacían silencio por las noches salían a dar vueltas en paños menores, muertos de frío alrededor de la carpa. Este fue nuestro primer año en el secundario, pero el segundo fue aún mejor.
Tercer año: Nuevamente éramos menos, muchos se fueron al finalizar el año anterior, pero la mayoría seguíamos firmes, en la esquina de siempre. Pasaditas de acá, pasaditas de allá, comenzó la época de los primeros novios, ¡qué emoción!, estábamos más nerviosas nosotras que las mismas afortunadas. Empezaron los cumpleaños de 15, no había viernes que no tuviéramos fiesta... Qué bien la pasabamos... Cómo comíamos, cuánto bailábamos. Comenzamos a unirnos cada día un poco más, hasta ese fin de año, en el que luego, al comenzar nuestro tercer ciclo del secundario, algunos tuvieron que marcharse eligiendo la especialidad del colegio que deseaban. La pobre bruja de la carroza, metía miedo, no por el hecho de ser una bruja, sino porque parecía un cilindro de cartón vestido. No hay problema compañeros, por ser el primer intento, no estuvo tan mal, sacamos cuarto premio entre cuatro carrozas más. Pobre soldador, los días posteriores a la gran presentación, no veía ni por dónde caminaba. Seguíamos con muchas responsabilidades y ya estábamos pensando qué íbamos a hacer con la especialidad que debíamos elegir.
Cuarto año: Cada vez somos menos, pero a la vez se nos agrega gente. Hubo quien rumbeo para el lado de los números, por lo tanto, se cambió de escuela. Pero las lágrimas y la nostalgia, hicieron que los números se efumaran, dejando paso a las humanidades, y así volviera. Seis nuevas hormiguitas viajeras se sumaron al grupo, integrándose con facilidad y sin problemas. El año fue largo y complicado, los primeros parciales nos atormentaban, pero poquito a poco, el miedo fue desapareciendo. Qué experiencia la vivida este año en la ONU, a veces nos preguntábamos: ¿Qué sabrá el chancho de aviones?, pero el que no arriesga no gana y nosotros ganamos una hermosa experiencia. Esta vuelta, fue más complicado, no nos pusimos de acuerdo, y nos quedamos sin carroza, algunos, terminaron fuera de hora el año entero, por querer ayudar a los chicos de quinto a "tomar prestadas ciertos elementos".
Quinto año: ...Y muchos abandonaron la lucha... nuestro número se reducía, los pocos que estábamos, éramos ya inseparables. Fue el año revelación de esta promo: nos encontramos con muchas cosas nuevas y sorprendentes; como por ejemplo, asados en cualquier galpón que estuviera disponible, súper aventuras nocturnas en el cementerio, los piletones y recorriendo el pueblo en bicicleta, fuimos considerados "los quedados y ridículos" por animarnos a ver las estrellas y a tratar de estar unidos contemplando un mismo cielo. Punta del Agua, la ciudad luz, que a menudo visitábamos y también Pampayasta. Noticia paralizante: un bebé pronto llegaría, qué de tíos y mimos que le esperan. Nuevamente y con más preparación, fuimos a la O.N.U, esta vez los chanchos aprendieron... La promo se preparaba cada vez mejor, ya teníamos una remera, aunque algo atrofiada, pero nos identificaba. Con flores y corazones perfumamos a nuestra carroza con la que Increíble e inesperadamente ganamos el primer puesto, y una princesa del Estudiante reinaría en nuestro curso. Cuánto festejo, cuánta Sidra!!!.
Al finalizar el año, ya en diciembre, nos propusieron hacer un acantonamiento en la ciudad de Villa General Belgrano, en las cabañas de La Colina. Unos soleados días que no todos compartimos pero algunas personas se encargaron de tomar sol por los que estaban ausentes, no es cierto chicas?..
Sexto
Año: Todo concluye al fin, nada puede escapar:
Cómo pasaron los años, parece que fue ayer cuando cruzábamos por vez primera la gran puerta que separaba la escuela de nuestra casa. Muchos lloramos, pero como un hada madrina aparecieron esas grandes madres que son las maestra, las que detuvieron nuestro llanto. Fueron grandes los momentos y gratos los recuerdos que siempre tendremos en nuestros corazones. Pero, ordenémosno, comenzó el año de una forma un poco triste, porque una palomita blanca emprendió el vuelo para dejar el nido, y sinceramente la extrañamos mucho, aunque la vemos de vez en cuando. También una personita un poco tímida ingresó este año, pero poco a poco y con gran esfuerzo pudimos arrancarle una sonrisa. Más unidos que nunca; así estamos este año, no nos separamos ni para ir al baño. Nuevas aventuras comenzamos a vivir y como era de esperarse, nos gustan un toco... Una gran hazaña fue la que ocurrió no hace mucho, como expertos cocineros hicimos ñoquis... Nos salieron riquísimos aunque no nos teníamos confianza. Los piletones ya son un habito, y las fogatas una tradición. Asados de acá, asados de allá, vivimos comiendo... y en otros estados. Tuvimos un campamento en el Club Hernandode la ciudad de Embalse, fue muy hermoso, aunque no dormimos en carpa, dormimos como "en una pieza grande". Hubo un momento muy emotivo que fue la convivencia, por más que a algunos les haya parecido que no era el momento, se prestó para hablar de frente y sacar muchas de las cosas que teníamos guardadas. Estuvo presente el mismo problema de todos los años "Los Baños", somos muchas mujeres y pocas duchas... Pero lo mejor fue la Supervivencia, preparada por los machos del curso. Llenos de barro y congelados... así fue como terminamos. Y a muchos se les cortó el agua y terminaron con un jarra... Fuimos víctimas de otra sorpresa impactante, otra mamita en el aula, otro bebito para mimar. La primera mamá ya esta casi en fecha y pronto se oirán los llantos, y se verán los pañales y chupetes. Somos la promoción 2000 del Instituto Divino Corazón, y nuestro lema es :"Recuerdos que no voy a olvidar"..., ya estamos preparando el viaje a la mágica ciudad de San Carlos de Bariloche, y el baile de egresados, qué lío...
LAS MARIPOSAS VUELAN EN LIBERTAD, Y TODOS TENEMOS QUE VOLAR POR DISTINTOS RUMBOS, PERO NUESTROS CORAZONES SIEMPRE VAN A ESTAR UNIDOS.
Próxima parada: Y así somos
Estas tiernas palomitas abren las alas y se preparan para volar....